Componiendo

Hoy es el primer día de los de otoño que me gustan. El sol entra por la ventana, pero hace un poco de fresqui.

Es el día perfecto para componer... si, avispado lector, también lo es para echarse una siesta o correr 15 km de espaldas con una mochila llena de piedras mientras te persigue un puma, como mi amigo Nacho. Pero ¿soy yo el que esta escribiendo no? No vuelvas a interrumpirme... ¿por donde iba?... Ah, eso. Que creo que me voy a poner a componer. Voy a sacar del armario mi flamante "cazamusas". si, el último modelo japones. No, el G-25 no. Yo uso el G2-28A que es mas preciso y localiza vía laser las musas en la oscuridad e incluso totálmente ebrio. Y ¡ya vale de interrumpirme!

Como decía, he cogido mi cazamusas G2-28A y sigilosamente (son muy asustadizas), y utilizando un reclamo que imita el sonido de un fauno en celo, voy siguiendo su rastro por mi casa. Las musas suelen esconderse en los lugares mas insospechados, así que abro los armarios con cuidado para no ponerlas sobre aviso y que escapen. Durante un rato estaré apostado junto a la ventana, a contraluz para vigilar el paso hacia la cocina. Una vez hice una canción gracias a una musa que cacé hurgando en mi nevera... Gran canción por cierto... Oigo pasos... ajá, ahí estas. Mmmm.. una musa de por lo menos 50 kilos... Como me gusta verlas con su traje vaporoso dando saltitos por el pasillo al son de una canción que aun no está compuesta.

Bien... mas cerca... mas cerca... Zas!!

Voy a por mi guitarra.